PREG�N DE FIESTAS DE SAN JORGE 2014.
PREG�N EN HONOR A NUESTRO PATR�N, SAN JORGE M�RTIR.
ALDEA DEL REY (CIUDAD REAL).
Rvdo. Sr. D. Juan Serna Cruz, Cura P�rroco del Aldea del Rey.
Sr. D. Miguel Morales Molina, Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Aldea del Rey y Coordinador Provincial de Educaci�n, Cultura y Deporte,
Sres. Concejales de nuestra Corporaci�n Municipal.
Sr. D. Donato Morena Alcaide, Hermano Mayor de la Hermandad de San Jorge M�rtir
Sres. Componentes de la Junta Directiva de la Hermandad.
Srta. Da Elena Gonz�lez Molina, Juez de Paz de Aldea del Rey
Sr. D. Emiliano Pardo Alan�n, antiguo Hermano Mayor.
Sres/as. Cofrades, aldeanos y aldeanas.
Buenas noches a todos:
El d�a que me propusieron ser la pregonera de San Jorge M�rtir, me llen� de alegr�a y supuso para m� un honor poder dirigir unas palabras honrando a nuestro santo patr�n.
La palabra �preg�n� tiene ra�ces antiguas asociadas a la organizaci�n municipal. Entonces el pregonero era el encargado de transmitir a la vecindad los acuerdos acordados en las reuniones, que deb�an conocer los habitantes de la villa.
Se iniciaba con un �se hace saber que de parte del senor alcalde��.
El preg�n era tambi�n una pr�ctica, que se hac�a a voz en grito para promover la venta de productos o la p�rdida de objetos.
Actualmente el preg�n se utiliza como discurso para anunciar la celebraci�n de una festividad y la invitaci�n a participar en ella.
Disfrutamos intensamente de la primavera y estamos en plena Pascua de Resurrecci�n, disponi�ndonos como cada ano para celebrar la festividad de San Jorge, nuestra fiesta, con alegr�a vital y compartida.
Es hora de pregonar a los cuatro vientos a nuestro patr�n San Jorge y su fiesta.
Personalmente, recordar a San Jorge M�rtir, es mucho m�s que invocar a un santo, es acordarme de nuestro pueblo, Aldea del Rey.
Me trae muchos recuerdos y vivencias personales, pues mis dos abuelos fallecidos formaban parte de la Hermandad. Mi abuelo F�lix deleg� su puesto en mi t�o Teodosio en los anos 60 y mi abuelo Jorge, por ser su santo, siempre ha pertenecido a esta Hermandad y ha vivido esta fiesta de una manera especial e intensa. Adem�s, D. Emiliano Pardo Alan�n, hermano mayor de la hermandad durante m�s de 40 anos es hermano de mi abuelo Jorge.
Nuestra devoci�n a s. Jorge est� vinculada a las Cruzadas, las �rdenes Militares y concretamente a la Orden de Calatrava.
El origen urbano de Aldea, seg�n el Diccionario Geogr�fico de Madoz y el estudio de Herv�s y Buend�a, se remonta al paleol�tico inferior y medio, como lo demuestran sus yacimientos arqueol�gicos, pero fue poblada en el primer tercio del siglo XIII con el traslado de la Orden de Calatrava a nuestro Sacro-Convento y Castillo, pues en la Concordia del ano 1245 el Arzobispo de Toledo reclamaba a la Orden su terzuelo de esa villa; si�ndole concedido. Tras los litigios con la Orden el Consejo de la Villa qued� arruinado y descendi� en la mitad el n�mero de habitantes, teniendo s�lo 120 vecinos a principios del siglo XVII.
Aldea del Rey fue separada de la Mesa Maestral por orden de Felipe II y elevada a la dignidad de Claver�a, mandando construir el Palacio donde ten�a su Administraci�n y sede el Clavero de la Orden.
Las cruzadas.
El nacimiento de las �rdenes Militares est� estrechamente vinculado a las Cruzadas.
El Papa Urbano II en 1095 promovi� la formaci�n de un ej�rcito internacional que acudir�a en ayuda de los cristianos de Oriente y rescatar�a los Santos Lugares del dominio musulm�n. No eran guerras de conquistas, sino empresas entre m�sticas y caballerescas que se prolongaron por espacio de m�s de tres siglos y que propiciaron el establecimiento de lazos culturales y comerciales entre Oriente y Occidente.
Las �rdenes Militares espanolas se crearon en el transcurso del siglo XII, Colaboraron con los reyes en la Reconquista y posterior repoblaci�n. Por ello recibieron numerosos privilegios y donaciones.
Exentas de toda jurisdicci�n, adquirieron una gran fortaleza pol�tica, econ�mica y social.
La Orden de Calatrava fue fundada en 1158 por el abad cisterciense Raimundo de Fitero.
Entre sus hechos de armas destaca la recuperaci�n de la Villa de Calatrava, asediada por los musulmanes y su participaci�n en la batalla de las Navas de Tolosa.
SAN JORGE: Vida y martirio
Naci� en Capadocia (Turqu�a) en el ano 280, hijo de padres de distintas nacionalidades: persa y capadociana. Ten�a una posici�n econ�mica elevada.
Su padre, Geroncio, era general en las filas del emperador Diocleciano y su madre Policronia, era una mujer con profunda fe cristiana que hizo nacer en el santo el amor a Dios y el deseo de serle �til, cuando �l lo dispusiera.
Siendo ya un joven, el emperador lo nombra tribuno de su guardia personal, destacando por su coraje y destreza en el campo de batalla y por su caballerosidad con el enemigo vencido.
La misi�n que Dios ten�a para San Jorge era mucho m�s importante que ser recordado como un gentil y bravo soldado.
Hu�rfano a los 19 anos pasa a ser Jorge el �nico heredero de una cuantiosa fortuna.
Todo marchaba bien hasta que el emperador le encomienda capturar, atormentar y matar a todos los que ten�an la fe puesta en Cristo y honrasen al �nico Dios.
Su disgusto fue tan grande, que tom� todos sus bienes y riquezas, los vend�� y los reparti� entre los pobres y necesitados.
Se revel� a cumplir las �rdenes dadas por el emperador y sus superiores en sus decretos de persecuci�n a los cristianos.
Un d�a reacciona al no soportar tal injusticia y, gritando a viva voz su fe cristiana, se uni� a sus hermanos de fe: defendiendo su creencia en Dios y declarando su repudio al emperador, a los reyes y a sus �dolos paganos.
Empez� a predicar el cristianismo, llevando la palabra de Cristo a todos los que se le acercaban y manifestando al emperador:
�El verdadero Dios es Cristo, �l es el �nico Dios�.
�Hay un solo Dios, Jesucristo, a �l sigo, a su verdad, a su amor y a su doctrina, no a vuestros dioses que son de piedra y de otros materiales hechos por el hombre�.
�Mi Dios dice: amaos los unos a los otros, ama a tu pr�jimo como a ti mismo, perdona a tu hermano para que tu hermano te perdone a ti y as�, te perdonar� Dios.�
El emperador se enfureci� y orden� a sus verdugos que fuese colgado, golpeado, arrojado a una c�rcel, donde fue atado en el suelo de pies y manos con una gran piedra sobre su pecho.
Muchas personas se convirtieron y se bautizaron a lo largo del martirio de San Jorge.
El emperador quiso poner fin a tal situaci�n y viendo que la gente no cambiaba de parecer, ni renegaba de la fe en Cristo, sino que cada vez eran m�s los que quer�an seguir a S. Jorge en el camino de Jesucristo, el 23 de abril del ano 303 orden� su muerte definitiva por decapitaci�n.
En el ano 494 fue canonizado por el Papa Gelasio I.
San Jorge y la leyenda.
La leyenda occidental medieval de S. Jorge que vence al drag�n o �ngel ca�do, hace que los ciudadanos agradecidos abandonen el paganismo y abracen el cristianismo.
Seg�n una antigua interpretaci�n cristiana del mito: S. Jorge ser�a el creyente, el caballo blanco la iglesia y el drag�n representar�a el paganismo, la idolatr�a, la tentaci�n y Satan�s.
Tiene cierta similitud con la figura de S. Miguel Arc�ngel, patrono tambi�n de Villanueva de C�rdoba, localidad donde trabajo y es titular de una de sus parroquias, de mi colegio, de la Cooperativa Agr�cola y de una de sus principales calles. Ambos matan al drag�n con arma de metal: S. Jorge con la lanza y S. Miguel con la espada. La lanza o la espada ser�a el arma otorgada por Dios para acabar con la blasfemia, el mal, la tentaci�n y con el �ngel ca�do
Popularidad de S. Jorge.
En el siglo IV la veneraci�n a S. Jorge se extendi� desde Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente y esta popularidad lleg� en el siglo VI a la parte Occidental del Imperio.
S. Jorge pas� a ser protector de los cruzados en la conquista de Jerusal�n, que aconteci� el 15 de Julio de 1.099. Se convirti� en patr�n de los caballeros y soldados y de las �rdenes religioso-militares como la Orden de Calatrava.
La popularidad de S. Jorge en la Edad Media le ha llevado a ser uno de los santos m�s venerados en las diferentes creencias cristianas e incluso en las religiones afroamericanas.
Pocos santos han tenido tanta veneraci�n popular como San Jorge, siendo testimonio de ello las numerosas iglesias dedicadas a su nombre, como es nuestro caso.
En Palestina, Egipto, Etiop�a y Georgia le fueron consagradas iglesias y monasterios a partir del siglo IV.
En los pa�ses bizantinos fue venerado junto a San Demetrio. En las ciudades italianas de Roma, R�vena, Ferrara, G�nova y Mil�n, as� como en Francia, Alemania e Inglaterra tuvo un culto antiqu�simo.
Es patr�n de Inglaterra y Portugal y es venerado tambi�n en pa�ses como Grecia, Rusia, Malta, Servia y Montenegro, Bielorrusia, Ucran�a, Argentina, Brasil, M�jico y Etiop�a.
En Espana despu�s de las Cruzadas, fue patr�n de Arag�n y Cataluna, de las ciudades de C�ceres, Barcelona y Zaragoza y de las localidades de Olmedo de Capaces y Santiago de la Puebla en Salamanca, de San Esteban de Nogales en Le�n, de Santurdejo en la Rioja y Villanueva de Alcardete en Toledo.
S. Jorge es, adem�s, protector con S. Sebasti�n y S. Mauricio de los caballeros y de los soldados, de los arqueros y de los alabarderos, de los armeros, de los constructores de yelmos y de los guarnicioneros.
Varias �rdenes militares portan su nombre o sus s�mbolos: la Orden de la Jarretera, la Orden Teut�nica, la Orden de Calatrava, la Sacra Orden Constantiniana y la Orden de S. Jorge de Alfama.
Su cruz figura tambi�n en varias banderas y escudos nacionales e internacionales y de su nombre procede el de Georgia.
Como mujer y joven me gustar�a dedicar unas palabras a los j�venes y a las mujeres.
Coincido plenamente con el Padre Jaime Escolar que afirma: �Son los j�venes de nuestro tiempo, los chicos y chicas que viven grandes dificultades y que, en ocasiones, nos cuesta creer en ellos, pero son maravillosos. Son nuestra esperanza. Son los amados de Dios y los llamados a ser la Iglesia del manana �.
Los j�venes son conscientes de que viven en un mundo global, cambiante e incontrolado, en una sociedad que no ofrece oportunidades suficientes de acceder al primer puesto de trabajo y donde las limitaciones econ�micas son muy importantes.
Los j�venes de la nueva generaci�n son los j�venes de la tecnolog�a, de las relaciones virtuales; los que suelen preocuparse m�s por sus intereses, gustos y diversiones, que por la vida pol�tica y social.
Las mujeres j�venes han cambiado con el trabajo del movimiento feminista, que ha senalado el camino que hab�a que seguir, pero siguen sufriendo una discriminaci�n por el hecho de ser mujeres y ser j�venes.
En educaci�n se ha experimentado un acceso masivo. Hoy m�s de la mitad de la poblaci�n universitaria son mujeres, que tienen un alto grado de cualificaci�n que deber�a situarlas en una buena posici�n a la hora de acceder al mundo del trabajo.
En cuanto al empleo son las v�ctimas m�s importantes de la actual flexibilidad del mercado laboral.
Las mujeres j�venes quieren estar presentes en la sociedad, manifiestan su compromiso firme con la igualdad de derechos y deberes, promoviendo acciones encaminadas a lograr un mundo m�s justo.
Queremos vivir en una sociedad en la que los j�venes vivamos y nos desarrollemos libremente como personas.
La juventud y la religiosidad popular.
A la pregunta , ? Es cierto que vuelve a brotar de nuevo el esp�ritu religioso en la sociedad y que los j�venes parecen haber vuelto a la senda de la Iglesia?, D. Carlos Amigo, arzobispo em�rito de Sevilla, respondi�: � En la juventud hay un aut�ntico deseo de acercarse a los valores religiosos y a las convocatorias que est�n surgiendo. Los j�venes no tienen los prejuicios de los adultos y viven con m�s libertad. Si van a una hermandad lo que buscan es lo que aporta la hermandad. Piden autenticidad y responden a ello�.
El sacerdote y te�logo Gonz�lez de Cardenal:
�Anima a crear cofrad�as en las que los j�venes se sientan acogidos, act�en en ellas y desde ellas puedan vivir su fe con una sensibilidad tan religiosa, como cr�tica y actual.
Manifiesta que las cofrad�as son un bello legado como afirmaci�n de los seglares en la Iglesia y como b�squeda de expresiones actualizadas para nuestra fe y nuestra participaci�n en la gesti�n eclesial.
Piensa que las cofrad�as ser�n los nuevos semilleros, expresi�n fecunda de la vida cristiana y una forma valiosa de la presencia p�blica de la Iglesia en la sociedad�.
La fiesta de S. Jorge debe ser para nosotros los j�venes un fen�meno de religiosidad popular, que nos conduzca a crecer en una fe aut�ntica.
Ahondemos en lo m�s profundo de nuestro coraz�n, para que respetando la cultura y las costumbres de nuestro pueblo, realcemos sus valores positivos y no nos quedemos s�lo con lo cultural o folkl�rico, con lo externo por muy crom�tico o armonioso que resulte para nuestros sentidos.
Los cambios sociales y culturales en la figura de la mujer y la Iglesia.
La mujer ha experimentado un trato desigual en cuanto a sus derechos y su dignidad con respecto a los hombres con los que comparte credo y pr�cticas religiosas.
El Papa Pablo VI manifest� � La Iglesia est� orgullosa de haber elevado y liberado a la mujer� y reconoc�a que la Iglesia no estaba contenta con el sometimiento de las mujeres a lo largo de la historia.
La instrucci�n fue el veh�culo para una mayor emancipaci�n de la mujer. Signific� la posibilidad de un trabajo fuera de la casa y el acceso al mundo de la cultura.
El tiempo que sigui� al Concilio Vaticano II fue el momento de la explosi�n de la cultura feminista.
Una nueva atenci�n sobre el papel y las caracter�sticas de las mujeres trajeron grandes cambios en la sociedad y en la familia, a�n cuando sus conquistas ( el voto en 1945, el derecho de familia en 1975, la instrucci�n, el acceso a las profesiones, la igualdad de oportunidades y el ingreso al mundo laboral) tardaron en hacerse verdaderamente una posibilidad real para las mujeres.
El eje central de la misi�n de la mujer en la Iglesia y en el pensamiento de Pablo VI es la de humanizar y transformar la sociedad.
La tarea de las mujeres es humanizar. Ellas tienen cierta prioridad como educadoras de los valores y tradiciones humano-cristianas e incluye tambi�n a las no creyentes como transformadoras de la sociedad y constructoras de paz.
La toma de conciencia de la condici�n femenina tras el Concilio Vaticano II se dio en un momento en el que la figura de la mujer estaba todav�a oscurecida por la del hombre, sea �ste padre, hermano o marido.
Juan Pablo II ha tenido el m�rito de reconocer la existencia de la condici�n femenina y de pasar de este reconocimiento a una fase de involucraci�n en la vidad civil y social.
La mujer en las cofrad�as.
D. Carlos amigo manifest� que � una hermandad no deb�a estar cerrada en este tiempo a la participaci�n plena de la mujer �.
La presencia y la participaci�n de la mujer en el �mbito de nuestra Cofrad�a no es nada nuevo, pues en un documento del ano 1962 la Hermandad contaba con 216 hermanos, siendo hombres 210 y 6 mujeres: Da Marina Ruiz-Beato Alcaide , Da Juana Morena Alcaide , Da Mar�a Teresa Morena Alcaide , Da Salvadora Ruiz Peces , Da Abilia Garc�a Ruiz y Da Concepci�n Gonz�lez de Gregorio. Pienso que todas ellas se incorporar�an siendo el Hermano Mayor D. Juan Manuel Morena Molina, dado el v�nculo familiar de las cuatro primeras (sobrina, hijas y cunada, respectivamente) con �l y siendo la hermana Abilia, t�a carnal de su cunado F�lix Ciudad, que tambi�n ser�a miembro de la Junta Directiva.
Hasta comienzos de los anos 60 s�lo asist�an a la procesi�n los hermanos varones y a partir de entonces fueron inscribi�ndose m�s hermanas, que empezaron a acompanar a S. Jorge en su recorrido procesional por nuestras calles junto a muchas otras aldeanas.
En la d�cada de los 70 la mujer fue ganando peso en la hermandad, participando progresivamente como hermanas de pleno derecho en todos y cada uno de sus actos.
Esta anticipaci�n de la mujer aldeana en �sta y en el resto de las hermandades de la localidad, no se ha producido en todos los lugares, pues como afirmaba Antonio Burgos en un art�culo � la participaci�n de la mujer es cada vez mayor en las cofrad�as, pero existe una actitud reacia a integrarla plenamente en muchas de ellas.
La igualdad de roles entre cofrades, palabra que nos identifica a todos los integrantes de una hermandad o cofrad�a, est� a�n lejos de ser una realidad absoluta�.
En efecto muchos pueblos y ciudades se mostraban reacios a la plena integraci�n de las mujeres en sus cofrad�as, especialmente en las penitenciales, que han tenido muchas reticencias a la participaci�n de la mujer cofrade y costalera.
El Concilio Vaticano II, que reconoci� p�blicamente la igualdad de la mujer respecto al hombre, fue el punto de partida para la participaci�n activa de la mujer en las cofrad�as.
Fue en el ano 1986 cuando se produjo la modificaci�n de las normas del C�digo Can�nico, que han favorecido a las mujeres cofrades con la integraci�n de pleno derecho en sus cofrad�as o hermandades.
Antonia Rold�n, componente desde hace muchos anos de la Junta Directiva, es un referente de la integraci�n de pleno derecho de la mujer en una hermandad. Ella es un ejemplo de mujer fuerte, que sabe que hay que luchar por todo lo que quiere conseguir y disfrutar de cada momento.
Quiero dedicar la poes�a de la Madre Teresa de Calcuta � Mientras est�s viva, si�ntete viva � a Antonia y a todas las mujeres que piensen que nunca se pueden rendir.
Siempre ten presente que la piel se arruga,
El pelo se vuelve blanco,
Los d�as se convierten en anos�
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicci�n no tienen edad.
Tu esp�ritu es el plumero de cualquier tela de arana.
Detr�s de cada l�nea de llegada, hay una de partida.
Detr�s de cada logro, hay otro desaf�o.
Mientras est�s viva, si�ntete viva.
Si extranas lo que hac�as, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas�
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de l�stima, te tengan respeto.
Cuando por los anos no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar usa el bast�n.
! Pero nunca te detengas !.
Aldeanos y aldeanas, participemos en todos y cada uno de los actos lit�rgicos programados: triduo, v�speras, Eucarist�a y procesi�n.
Disfrutemos al m�ximo de los actos l�dicos que la Hermandad, en colaboraci�n con el Excmo. Ayuntamiento, ha preparado para que vivamos unos d�as de diversi�n merecida en medio del esfuerzo diario y las preocupaciones, sin olvidarnos de aquellos paisanos y paisanas, que viven en mayor o menor intensidad el sufrimiento por el paro, la enfermedad o la soledad.
Amigos y amigas, qu� orgullosos debemos sentirnos de nuestro santo y patr�n, qu� hermoso testimonio de fe cristiana nos dio, a pesar de su corta vida, qu� maravilloso ejemplo de entrega y amor a Dios y a sus hermanos los pobres y necesitados.
Ahora, que he profundizado y conocido mejor a este �gran m�rtir� como le llaman en Grecia, me siento m�s satisfecha de pertenecer a la Hermandad y aspiro a ser una cristiana m�s comprometida siguiendo el ejemplo de nuestro patr�n.
Desde que nac� pertenezco a esta Hermandad, evidentemente, no contaron conmigo para hacerlo, pero qu� alegre y feliz me siento de esa dichosa decisi�n de mis padres.
Estoy segura que esto mismo le habr� ocurrido a muchos de los cientos de hermanos y hermanas de nuestra cofrad�a y pienso que tampoco se arrepentir�n de ello, pues pertenecen a la hermandad m�s numerosa de nuestro pueblo, ya que cuenta con m�s de 1.200 cofrades.
Mi reconocimiento y gratitud a los hermanos mayores: D. Bautista Cantero Alan�n, D. Juan Manuel Morena Molina, D. Miguel Pardo Barba y mi t�o-abuelo D. Emiliano Pardo Alan�n que han trabajado desinteresadamente, con gran entrega, esfuerzo y tes�n para que esta hermandad sea lo que hoy es y a Donato, que tambi�n ha contribuido a ello como Secretario, le deseo una larga y fruct�fera etapa como Hermano Mayor, convencida de que no escatimar� tiempo, servicio, ilusi�n, inter�s y dedicaci�n a la Hermandad.
En este ano se ha decidido por la Junta Directiva nombrar Hermano Mayor Honor�fico a D. Emiliano Pardo Alan�n.
Desde aqu� felicito a mi t�o Emiliano por este merecid�simo nombramiento de que ha sido objeto por parte de la Hermandad y Junta Directiva, que ha sabido reconocer su dedicaci�n y servicio desinteresados a la Hermandad a lo largo de 41 anos, as� como la implicaci�n, disponibilidad y colaboraci�n de su esposa e hijos para recibir a la Hermandad en su casa durante tantos anos.
Asimismo, felicito a la Hermandad y Junta Directiva por esta justa y noble decisi�n, que han tomado y que ser� muy aplaudida por toda la Hermandad, pues como dice el refr�n � de bien nacidos es ser agradecidos �.
Mi agradecimiento a todos los miembros de la Junta Directiva y de todas las directivas que le han precedido.
Reconocimiento y gratitud que hago tambi�n extensiva a las esposas de los Hermanos Mayores: Da. Antonia Rodr�guez, Da. �ngela Alcaide Da Gloria Ciudad y Da. Carmen Villanueva Barba, que ya descansan en la paz del Senor, pues tuvieron a S. Jorge como intercesor y valedor para que el Alt�simo las acogiera benignamente en su presencia y les concediera la plenitud eterna de su gloria.
Desde aqu� animo a Da Felipa Mora Ciudad, a que siga el ejemplo de su suegra y colabore con Donato, anim�ndole y estimul�ndole en los momentos bajos, que puedan surgirle en el desempeno de su cargo.
Valga tambi�n este reconocimiento y gratitud a todas las esposas de la Junta Directiva de la Hermandad de San Jorge, a las mujeres que forman parte de las Juntas Directivas del resto de hermandades de nuestro pueblo y a todas las mujeres aldeanas.
Sirva esta canci�n � Para ti, mujer trabajadora� del cantautor argentino Julio C�sar Pavanetti para honrar a todas las mujeres, trabajadoras con o sin sueldo por su labor silenciosa y abnegada y por el amor que transmiten en cada uno de sus actos.
Para ti, mujer abnegada, mujer trabajadora.
Para ti mujer, va hoy esta flor y mi canci�n.
Para ti, dulce, tenaz y sacrificada luchadora.
Para ti, todo mi respeto y toda mi admiraci�n.
Los diarios nos mencionan a mujeres famosas.
Nombres grabados a fuego y oro en la historia.
Cantan loas a sus logros, a sus grandes cosas.
Nos hablan de sus virtudes y de sus memorias.
Pero yo quiero cantarte a ti, silenciosa luchadora.
Que te levantas la primera, al atisbar los rayos del sol.
Mujer de mil nombres, de mil caras, de mil horas.
Companera en la lucha y con tiempo aun para el amor.
A ti, que d�a tras d�a vas al hospital, a la oficina,
Al campo, a la f�brica, a la calle, al mundo a remar.
A ti, que aunque llegas a casa extenuada, rendida.
Todav�a guardas una sonrisa y reservas para amar.
Me viene este canto a lo m�s profundo de la vida.
Acumulado estaba el homenaje a tan maravilloso ser.
Muchos versos hab�a escrito, pero a ti te lo deb�a
Madre, hermana, esposa, hija, companera�mujer.
Buceando en mis recuerdos recientes sobre la fiesta, me vienen a la memoria la diana floreada, el baile del vermut, la limonada en la plaza y el sorteo del jam�n.
Asistamos el s�bado a las v�speras, la p�lvora y el baile y no nos olvidemos de la Eucarist�a del domingo, ni de la procesi�n.
Encontr�monos tambi�n en la Piscina con cerveza y zumos a discreci�n, frutos secos, lomo, queso y otros embutidos, mientras escuchamos a nuestra banda con su m�sica de animaci�n.
!Viva San Jorge! !Viva Aldea del Rey!
Muchas gracias a todos.
En Aldea del Rey, a 25 de Abril de 2.014
Fdo.: Ana F. Molina Pardo
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